viernes, 21 de febrero de 2014

LA TEJERA DE LA CAMPA LA TEYERA (RIOSA)

LA TEJERA DE LA CAMPA LA TEYERA (RIOSA) - Primer cuarto del siglo XVIII -

       En la zona  de LA VARA y EL TURNUDEU,  en las inmediaciones del camino que sube desde Muriellos a LA SIERRA DEL ARAMO,  hay vestigios de la existencia  de hornos de cocción de arcilla para hacer tejas y ladrillos macizos. Merece la pena destacar los restos de uno que se ubicaba  en el paraje conocido como la CAMPA LA TEYERA. 
      Aún se conserva la parte superior del horno - donde se depositaban los ladrillos o las tejas para la cocción -, aunque con alguna modificación al haber sido utilizado como una pequeña cuadra durante algún tiempo y que, hoy, tiene el techo hundido. Fue necesario hacer una limpieza a fondo para poder descubrir  su ubicación, ya que, debido a que estaba excavado en el terreno y  a las  zarzas que lo cubrían, no se veía. Tiene orientación noreste-suroeste, y su acceso es por el suroeste  -camino -. Estaba encajado  en el terreno aprovechando el desnivel existente entre el camino y LA CAMPA LA TEYERA. En la campa aún existen algunos socavónes, quizá donde se extraía la arcilla,  o se amasaba o, quizá, como pudridero, es decir, donde se depositaba la arcilla una vez extraída y amasada, con el fin de eliminar la materia orgánica. 
       En Riosa, existieron varias de estas tejeras, siempre o casi siempre, ubicadas en terrenos comunes, como es el caso de esta o como la que estaba ubicada por encima del CUERNU DE PURCIÓ,  o, la que había en la Subida a Campa Braña - por encima de Villamer - o,  incluso como la que se construyó en las inmediaciones del poblado minero de las Minas de Texeo, en Rioseco, para hacer los ladrillos macizos de los edificios (finales del siglo XIX) y de la esbelta chimenea de la explotación que aún resiste perfectamente el paso del tiempo. 
       Tal como estaba montado, se parecía mucho a los hornos de origen árabe. Como decíamos, se construyó enterrado en el terreno aprovechando el desnivel y costaba de dos partes: la inferior formada por una bóveda de arcos apuntados de ladrillo macizo y otra superior de forma cuadrada, pero con las esquinas redondeadas, de unos nueve  metros cuadrados y dos cincuenta  a tres metros de altura, donde  se depositaban las tejas o ladrillos para la cocción.
       En la inferior se producía el fuego alimentado por leña y  estaba dotado de varios huecos por donde se introducía la leña para la combustión, manteniéndose activo hasta que finalizaba el proceso de cocción; el calor  ascendía a la parte superior a través de varios huecos, que se dejaba en el aparejo utilizado para separar la planta inferior de la superior. Muchos de estos detalles nos los ha facilitado Alberto Sariego Alvarez, al haberlos conocido personalmente,  antes de  dotar la planta superior  de tejado y utilizarla como una pequeña cuadra. 
      Como en todos los hornos de origen árabe, en la planta superior se colocaban las tejas o los ladrillos para ser cocidos.  Se apilaban en filas dejando huecos alternativamente para permitir el tiro del horno y, antes de terminar la cocción, se taparía con ladrillos la parte superior, dejando  algún hueco para controlar el calor.
       Aparentemente, no  hay vestigios de chimenea alguna, aunque lo cierto es que, estos hornos, no necesitaban grandes  chimeneas.  Lo único que pudiera estar relacionado con una posible chimenea lo podemos ver  en la pared de piedra, noreste, donde existe incrustado un cuadrado de ladrillo macizo de 0,80 m. de lado, que bien pudo ser el hueco de la chimenea. 
      El tiempo de cocción podía durar varios días y era el tejero quien, con su experiencia, determinaba el momento justo en que consideraba finalizado el período de cocción. Eran hornos muy lentos, incluso, en algunos,  el proceso de cocción  podría durar hasta quince días. Una vez concluido, las tejas o ladrillos, se dejaban depositadas  en el horno hasta pasados nueve días. Este proceso hacía que el  horno funcionara de forma intermitente.
     Ese período, seguramente lo aprovecharían para extraer más arcilla y hacer los preparativos previos a la siguiente cocción.
       La elaboración artesana  de tejas o ladrillos, tradicionalmente, tenía cuatro fases:
Primera:  Extracción, limpieza, amasado de  la arcilla y depósito de la misma  en una especie de pudridero a fin de eliminar la materia orgánica.
Segunda: Moldeado  del ladrillo o teja.
Tercera: Secado natural de los ladrillos o tejas, con el fin de que perdieran  humedad y, también, para ahorrar costes, al reducir el tiempo de cocción.
Cuarta: Cocción; podría durar hasta quince días, según el tipo de horno.
       En la actualidad, de La Teyera de La Campa La Teyera solamente se conserva a la vista la planta superior,  donde se depositaban  los ladrillos o tejas para la cocción;  la planta inferior del horno, ha sido tapada,  cuando se habilitó la planta superior como una pequeña cuadra (hoy tiene el techo hundido). No obstante, parece ser, que la planta inferior no se destruyó, simplemente se tapó para dejar un piso uniforme.
       Seguro que si  se lleva a cabo una excavación cuidadosa y no a mucha profundidad, se podría descubrir la parte inferior del horno.
       A nosotros, desde nuestra página, nos gustaría que algún organismo oficial ( Ayuntamiento, Principado ...), llevara a cabo tal actuación que consistiría en la limpieza del perímetro y del interior del habitáculo con posterior  levantamiento del piso para dejar al descubierto la planta inferior del horno.
       Aunque a primera vista pudiera parecer poco interesante creemos que si se llevara a cabo  tal actuación, podría quedar al descubierto una Tejera del primer cuarto del siglo XVIII. 
      Esta tejera debió surtir de tejas a todas las cuadras de la zona ya que, las antiguas que hay colocadas en las mismas, todas tienen una misma hechura: tejas  muy rústicas, poco curvas, con  mucho peso y muy resistentes. Los paisanos prefieren estas tejas a las actuales - de fabricación más perfecta y regular, pero mucho menos resistentes y, también menos duraderas -.
        En la reparación de una de las cuadras cercanas (a poco más de doscientos metros) de La Canga, perteneciente a Julieta y Toni, se aprovecharon las tejas viejas y  al asentarlas de nuevo, el canteru, Armando Alvarez, de Cereceo, encontró una con la inscripción: "Ano  de 1730" (os ofrecemos una foto de la misma). De ahí que datemos la  antigüedad de la Tejera en el primer cuarto del siglo XVIII. Seguro que en las cuadras de la zona habrá otras tejas con la fecha de su fabricación. 
     A continuación os ofrecemos las fotos del lugar de ubicación,  de los restos de la planta superior y de la teja con la inscripción : "Ano de 1730".


Foto: José Luis Cabo Sariego

Ejemplar de teja aparecida en una de las cuadras cercanas (La Canga), de Julieta y Toni. Cuando se hizo la reparación hace algunos años, el canteru que realizaba la obra, Armando Alvarez, de Cereceo, encontró esta teja en la que figura una inscripción con la fecha de su fabricación: "Ano de 1730". 

Foto: José Luis Cabo Sariego

Otra toma de la teja aparecida en una de las cuadras cercanas (La Canga) de Julieta y Toni, cuando se hizo la reparación hace algunos años, en la que figura una inscripción con la fecha de su fabricación: "Ano de 1730". El hallazgo fue realizado por el canteru que realizaba la obra: Armando Alvarez, de Cereceo.


Foto: José Luis Cabo Sariego

 CAMPA LA TEYERA, mirando al este.


Foto: José Luis Cabo Sariego

CAMPA LA TEYERA, mirando al noroeste. La espinera marca el lugar de ubicación del horno. En primer plano, socavónes donde quizá se extrajo arcilla o balsas donde se amasaba.


Foto: José Luis Cabo Sariego

CAMPA LA TEYERA, mirando al noroeste. La espinera marca el lugar de ubicación del horno.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Ubicación del antiguo horno de la tejera. Por encima, donde está la espinera, se halla la denominada, CAMPA LA TEYERA.


Foto: José Luis Cabo Sariego



Foto: José Luis Cabo Sariego

Restos del tejado hundido del que se dotó a la planta superior del horno para destinarla a una pequeña cuadra en la última época.


Foto: José Luis Cabo Sariego


Foto: José Luis Cabo Sariego


Foto: José Luis Cabo Sariego


Foto: José Luis Cabo Sariego

 Estado actual de la fachada suroeste, donde está la puerta de acceso a la planta superior.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Esquina redondeada de la pared  lateral derecha en su enlace con la pared frontal, noreste.



Foto: José Luis Cabo Sariego

 
Foto: José Luis Cabo Sariego

 Cuadrado de ladrillo macizo,  incrustado en la pared  de piedra, noreste que, quizá, tape el hueco de la chimenea.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Pared lateral derecha, con la esquina redondeada,en la zona de la puerta de acceso.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Pared frontal, noreste. Se puede ver el cuadrado de ladrillo macizo que quizá tapa el hueco de la chimenea.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Pared frontal, noreste.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Pared derecha desde la puerta actual de acceso.


Foto: José Luis Cabo Sariego

Como puede apreciarse en la foto, el habitáculo no es cilíndrico, pero tampoco  es totalmente cuadrado, ya que  las esquinas  son redondeadas.


Foto: José Luis Cabo Sariego





Foto: José Luis Cabo Sariego

El habitáculo de la planta superior del horno, fue utilizado en los últimos años, como una pequeña cuadra: Hoy su techo está completamente hundido. En la pared de piedra frontal -noreste- se puede apreciar un cuadrado de ladrillo macizo. El hueco que tapa pudo ser utilizado, tal vez, como chimenea. Para tener un mejor conocimiento de cómo era, sería necesario llevar a cabo labores de limpieza, dentro y en su contorno.

       
Foto: José Luis Cabo Sariego

La puerta de la planta inferior del horno tendría  características similares a esta de acceso a la Chimenea de Rioseco (Riosa) 

Texto y fotos: José Luis Cabo Sariego.

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